Yo tengo mi gorra.

Alonzo Harris, es el villano de la película “Día de Entrenamiento” y el papel que le dio un Oscar a Denzel Washington. Miren esta escena, disculpen que no tiene subtítulos, pero igual mírenla, ya les explico.

Alonzo Harris es el policía corrupto, y el hombre más poderoso del barrio, pero su nuevo compañero (Jake Hoyt)  no acepta jugar con sus reglas, y lucha contra el, quitándole un dinero mal habido para devolverlo a la policía. Jake está rodeado por los vecinos del barrio, y Alonzo ordena que le disparen, pero ellos no le hacen caso. Jake es un extraño, Alonzo en cambio era, a todo efecto, el rey del barrio, y sin embargo la gente no le hace caso.

Vean como Alonzo se queda solo, gritando amenazas vacías, vean como la gente que él creía su gente se le voltea, y con apenas irse le quitan el poder. Sin tiros, sin gritarle, solo lo miran, ven todo eso que él es y que ellos no quieren ser, y lo abandonan, lo dejan gritando sus amenazas al aire.

Él dejo de ser de ellos, y ellos de él.

Sobre Maduro pesaba ya una condena terrible, ser el sucesor del “insustituible”, ser el parricida. Maduro heredó una Hummer que solo prende con la huella dactilar del difunto. “Maduro no es Chávez”, y ese es su peor pecado, el que no le perdona ni el pueblo chavista ni, sobre todo, el nido de alacranes que son los poderosos del chavismo.

Maduro heredó un juego ganado y lo perdió, tuvo que recurrir al robo. Imaginen a Nolan Ryan, Santana o Félix Hernández entregando un juego ganado a un pícher de relevo, y que al relevo le caigan a palos. Algo así ocurrió, y la “fanaticada” no le perdona al relevista Maduro botar el juego.

Usaron todo, todo el dinero, todos los canales, todos los organismos públicos, todo o que tenían, absolutamente todo, y aun así tuvieron que hacer trampa. Fueron aun menos impúdicos que Chávez en el abuso del poder, y miren que eso no es fácil.

Maduro es ahora el ilegítimo. Lo que gobierne, si es que lo hace, será con el sello de robo en la frente cual letra escarlata. “Yo creo que ese tipo no ganó” es lo que vendrá a la mente de venezolanos y extranjeros cada vez que vean a Maduro ¿Cómo gobernar con ese estigma? ¿Cómo sortear las tormentas socioeconómicas cuando no tienes ni el carisma ni la capacidad ni la legitimidad?

¿Y qué estarán pensando los demás herederos de Chávez? No me refiero al pueblo (que siempre lo joden) ni a los chulos de Cuba y el Alba (que aprovecharán para secar la teta). Me refiero a Diosdado, Ramírez, Aristóbulo y similares; a los herederos que veían en el chavismo una empresa con futuro. Debe ser algo como “En apenas un mes Maduro perdió casi 20 puntos, si lo dejamos allí el chavismo desaparece, y mi poder y mi futuro en Venezuela también”.

Y están en lo cierto. Chávez les dejo una mansión, derruida y todo, pero mansión al fin. Pero el conserje que les puso está terminando de destruir la casa en lugar de preservarla. ¿Hasta dónde estarán dispuestos Diosdado y compañía a permitir a Maduro que acabe con sus posibilidades políticas a futuro? ¿Hasta dónde dejaran que Maduro destruya el mito del que depende el poder del que depende su presente y su futuro?

Ayer en la cara de Maduro había miedo, pero no sé si a Capriles, a Diosdado, a los militares o a todos. Lo que sé es que no fue el discurso de un vencedor, fue el discurso avergonzado y vergonzoso del que hizo trampa, lo pillaron y aun lo dejaron ganar; del que ganó con un penalti amañado.

Picture1

Miren la cara de Alonzo Harris, quiere inculcar miedo, cuando el miedo lo tiene él en la cara. Miren la cara de Maduro y de los jefes (lideres no hay) del chavismo, quieren hablar de victoria con la derrota en la cara. Jake camina con el dinero y deja a Alonzo solo. Capriles camina con la verdad y Maduro se va quedando solo.

Los jefes chavistas tienen todo el dinero, tienen a Tibisay, tienen al Alba, Brasil, Cuba y China detrás, tienen armas, tienen todo, menos futuro.

Yo, en cambio, tengo mi gorra, y en ella cabe el país entero, el que reclama que se abran las cajas, y el otro país que se avergüenza de sus líderes. Cabe un país con menos muerte y más vida, un país que mire al futuro con esperanza y no al pasado con resentimiento. Un país que busque socios en vez de inventar enemigos. En mi gorra cabe un país lleno de Dudameles, de Humbertos Fernandez Moran, de Santanas, de Romulos Betancourt, de Arangos. Un país serio, un país que de verdad y sin pena podamos llamar patria.

Yo tengo mi gorra, y ni me la quito ni me la quitan.

Yo tengo mi gorra.

¿Y tú?

gorra

 

2 Respuestas a “Yo tengo mi gorra.

  1. Como siempre Fernando, tus palabras pertinentes al momento. Recibe mi cariño y admiración. Iraima

Deja un comentario